Son únicas. Basta con una de ellas para obtener dos faldas (porque son reversibles) y varios modelos distintos de vestido (de ahí su apodo de “mágica”). Son originarias de la India y se caracterizan por ser fabricadas de telas de seda muy vistosas, a un precio sumamente asequible. La gracia reside en su corte al sesgo y en sus largas amarras, que permiten amarrarla y modificarla de muchas maneras.
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